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Cómo mejorar la empatía en los niños
Todos y todas estamos de acuerdo en que debemos enseñar a nuestro pequeño técnicas para relacionarse mejor. Aprender a entender las emociones de quienes nos rodean, gestionar las situaciones correctamente y comprender lo que pasa a nuestro alrededor son pilares básicos que debemos desarrollar si queremos vivir en sociedad.
Del mismo modo que les enseñamos a leer y escribir, también podemos darles pautas a los niños para que trabajen su inteligencia emocional. Uno de los elementos clave de la inteligencia emocional es la empatía, esta se define como la capacidad de ponernos en el lugar de los demás y comprender sus emociones.
La importancia de trabajar la empatía
Como hemos mencionado anteriormente, es necesario enseñar a los niños y niñas, ya desde pequeños, a entender las emociones ajenas. Todas (o casi todas) las situaciones de nuestro día a día se caracterizan por estar plagadas de interacciones sociales. Por lo tanto, es importante saber relacionarse con los demás y evitar los conflictos interpersonales.
La empatía nos permite actuar teniendo en cuenta a las otras personas. Además, desarrollar la empatía también fortalece nuestro desarrollo personal, mejora la resiliencia (En psicología, capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas) y favorece la autoestima.
Un niño sin empatía, es un niño sin habilidades sociales y con muy poca inteligencia emocional. Los niños sin empatía pueden llegar a desarrollar peligrosas patologías, como el trastorno negativista desafiante (tengo bastante experiencia en este campo, si queréis otro día os hablo de ello) y, en casos muy extremos, pueden llegar a la edad adulta con rasgos de personalidad psicópata.
Para evitar que los pequeños crezcan sin esta valiosa capacidad, podemos proporcionarles herramientas para que, poco a poco, aprendan a deducir los estados emocionales de la persona con la que están hablando. Estas herramientas evolucionan en la medida que los niños y niñas van creciendo, esto es debido a que hay ciertas actividades que despiertan más o menos interés según la etapa evolutiva de los pequeños.
Cómo enseñar empatía a los niños
El primer paso para enseñar a un niño o niña a ser empático es mostrar empatía hacia él o ella. Cuando somos pequeños, aprendemos a través de la observación de los más mayores. Por lo tanto, si ellos ven que nos comportamos con los demás teniendo en cuenta sus emociones, probablemente ellos hagan lo mismo con su círculo de amigos, en la escuela, con otros familiares…
¿Qué es la empatía para los niños?
Debemos tener en cuenta que su concepto de empatía es ligeramente distinto al nuestro. Durante los primeros años de vida, los bebés actúan por instinto dado que aún no han desarrollado correctamente las herramientas adecuadas para relacionarse. Más adelante, los pequeños empiezan a entender que las demás personas también sienten emociones, incluso tienen una vida y la viven con la misma intensidad que ellos. Entre los 10 y los 12 años, los niños ya son capaces de hacer el ejercicio de ponerse en el lugar del otro y comprender más fácilmente sus sentimientos.
Para que el desarrollo de la empatía se dé correctamente, hay que ayudar al niño o niña a crecer con estos valores e ideas. Proporcionarle herramientas para trabajar la empatía es un paso fundamental en el crecimiento del niño dentro de su entorno.
La comunicación: la base de la empatía
Una herramienta muy valiosa para fomentar la inteligencia emocional (y con ella, la empatía) es una buena comunicación. Debemos hacer que el niño entienda lo importante que son las emociones de los demás mediante un discurso calmado y sin discusiones.
Cuando nos pida consejo, o veamos que está enzarzado en un conflicto con otra persona, podemos ayudarle mediante consejos que trabajen su educación emocional, por ejemplo: decirle que escuche lo que tenga que decirle la otra persona, que no actúe llevado por la rabia, que no sea egoísta con los demás… En resumen, promover la inteligencia emocional a través del discurso.
Escuchar sus problemas también ayuda a que note la importancia de escuchar a los demás. Con el paso de los años, el pequeño o pequeña, probablemente, agradecerá la buena comunicación que tuvo con nosotros.
Cómo trabajar la empatía en el aula
Los pequeños pasan gran parte del tiempo en la escuela, rodeados de otros niños y del profesorado. Si queremos fomentar un buen desarrollo de su empatía, tenemos que asegurarnos de que también la trabajan en el aula, algunas de las pautas para hacerlo son las siguientes:
Actividades en grupo: este tipo de dinámicas ayudan al pequeño a ampliar su punto de vista y a escuchar otras opiniones. Cuando se realizan juegos o actividades con otras personas, los niños tienen que actuar teniendo en cuenta a los demás para poder desarrollar correctamente la actividad. De este modo, practican la empatía mediante algo gratificante y divertido.
Recursos y fichas: otro tipo de dinámica para trabajar la empatía son las fichas y los recursos teóricos (un cuento o un ejercicio escrito sobre la empatía). Este abordaje de los factores de la inteligencia emocional también es importante. A pesar de no ser una actividad ciertamente lúdica, el niño puede aprender mucho.
Charlas: podemos exponer la importancia de la empatía en los niños en forma de charla. Esto puede ser algo muy enriquecedor, sobretodo, para los niños más mayores y con más capacidad de reflexión. En estas charlas también es importante que participe el alumnado. De esta manera, conseguiremos una interacción por su parte y una mayor atención activa en la charla.
Tutorías individuales: hablar personalmente con los niños puede reforzar el vínculo entre el alumnado y el profesorado. Además, es una pauta muy indicada para fomentar la empatía, puesto que le estamos mostrando al pequeño la importancia de escuchar y de ser escuchado.
Actividades y Juegos para desarrollar la empatía en los niños
Las siguientes actividades están pensadas para aplicar y trabajar la capacidad empática en grupo. Son dinámicas sencillas y están orientadas a todas las edades, pero suelen ser más efectivas para los niños de 6 a 12 años. Es aconsejable que haya un facilitador o acompañante adulto durante las dinámicas para controlar y asegurarse de que todo va bien.
La telaraña
Esta dinámica es de las más utilizadas para conocer a personas nuevas. En ella, tan solo necesitamos un ovillo de lana y que todo el grupo de niños y niñas se siente en círculo. El facilitador empieza, toma el ovillo, dice su nombre en alto y una característica suya que le defina, por ejemplo:
Mi nombre es Pablo y me gusta mucho dibujar.
A continuación, coge una punta del hilo y le pasa el ovillo a un niño de manera aleatoria para que este haga lo mismo y así sucesivamente. Al finalizar todas las presentaciones, se habrá formado una telaraña entre todos los niños que representa la unión entre ellos.
Dibuja a tu compañero
Otro juego para trabajar la empatía en niños es el siguiente: consiste en que cada niño escriba su nombre en un papel. Posteriormente, el facilitador recoge todos los papeles y asigna al azar un nombre a cada niño. Este tendrá que dibujar al compañero que le haya tocado y hacer una pequeña descripción de su carácter al lado. Después, se entregará cada dibujo al niño correspondiente.
El objetivo principal de esta dinámica es ejercitar la capacidad de representar a otras personas en un papel, a definir el carácter de alguien y comprobar si la otra persona se ve reflejada en lo que se ha creado de ella.
El juego de los zapatos
Este es otro sencillo juego para ejercitar la capacidad de ponernos en el lugar de los demás. Consiste en sentar a todos los niños en corro y hacer que se pongan los zapatos del que tengan a su derecha. De este modo, simbolizamos la expresión de «ponerse en los zapatos del otro». Acto seguido, cada niño tendrá que responder a unas preguntas que hará el facilitador, pero con la condición de responder según lo que diría el niño de su derecha (es decir, el compañero que le ha prestado los zapatos). Por ejemplo: si el facilitador pregunta a un niño cuál es su color favorito, este tendrá que responder según lo que cree que diría su compañero.
Canciones sobre las emociones
Una actividad muy recurrente en este tipo de dinámicas es aprenderse, entre todos, una canción relacionada con las emociones. Con ello, los niños practican una actividad grupal y, a la vez, ven cómo los demás hablan de las emociones sin problema alguno.
La caja de los sentimientos
Esta dinámica no es exactamente un juego. Consiste en dejar una caja con tarjetas al lado para que los niños escriban los malestares que hayan sentido a lo largo del día. Al finalizar la jornada, cada niño leerá un papel aleatorio y propondrá una solución o un comentario agradable para aliviar el problema de la otra persona.
Estas actividades combinan el juego con el aprendizaje emocional. Debemos recordar que el juego es el elemento vehicular con el que los más pequeños aprenden e integran los valores que, más adelante, les servirán en su vida madura para ser mejores personas y fomentar mejores relaciones interpersonales.